No es muy frecuente escuchar a un Jefe de Estado africano dirigirse a su pueblo y expresarle sus mínimos sentimientos, sus máximas dudas y sus preocupaciones futuras relacionadas sobre las gestiones de la “cosa publica”, y su duda hacia el comportamiento de las personas con los que trabaja; esta es una de las cualidades identificables que caracterizan el comportamiento político y democrático, habitualmente conocido en el espacio de los Estados del bloque llamado “los del Primer Mundo”; y no en este vasto continente africano. Evidentemente, es una respuesta de la madurez política y democracia adquirida por el presidente.
Al presidente de Guinea Ecuatorial le preocupa en estos años, principalmente el futuro de la nación; no el pasado conocido con sus aciertos y errores, ni el presente que se vive con la cara levantada hacia el horizonte del desarrollo; le inquieta al presidente, Obiang Nguema Mbasogo, dos hechos transcendentes, dos problemas actuales que pueden tener una incidencia en Guinea Ecuatorial. Hace pocos días, se le ha oído decir, “no me preocupo por las elecciones, sino por la práctica de traición que siembran ciertas personas que comparten con nosotros”; comportamiento que naturalmente no sirve, sino para el detrimento de la paz y el desarrollo de Guinea Ecuatorial. En colación a esta expresividad preocupada del Señor presidente, afirmó Maquiavelo en “El Príncipe” que “es preciso confesar que generalmente los hombres son ingratos, disimulados, inconstantes, tímidos e interesados. Mientras se les hace bien, puede uno contar con ellos, ... todo ello dura mientras el peligro está lejos”.
Es un llamamiento que hace el presidente Obiang Nguema Mbasogo para que todos los guineoecuatorianos se dieran cuenta que este país es de todos y para todos; y para ello, no caben comportamientos como éstos, porque peligrarían el futuro de la estabilidad y la paz construida por el esfuerzo de todos. Y naturalmente, cuando entre los nacionales, principalmente entre los que comparten la vida sociopolítica y económica surgen tales comportamientos, esto puede retroceder el actual ritmo de desarrollo. Se dice en el lenguaje de la población llana para el aprendizaje de ciertos comportamientos o hechos que “para saber cómo el ciervo pasa sus noches, basta por observar cómo lo hacen las cabras”; pues es así que, para saber cómo sería nuestra sociedad si se consume las traiciones, el abanico del panorama bélico social de muchos Estados africanos podría servir mejor para no caer en esta tentación.
En la mañana del 5 de junio, durante la aurora cuando de la mañana, la población acudió a la presidencia de la república para felicitar al presidente Obiang Nguema por sus cumpleaños; allí dejó entrever que si cada uno cooperara desde su parcela, para el sentido común de la sociedad, el desarrollo político, económico y social llegarían para todos, “este es el objetivo del gobierno”, invitó. Ante la problemática sobre la preocupación traidora, cuyos practicantes comparten sentimientos con el presidente, el señor Obiang Nguema Mbasogo dejó claro cuales eran sus dudas sobre el futuro de Guinea Ecuatorial, una vez que deja de ser el responsable principal de la dirección de los destinos del Estado guineoecuatoriano. Entiende que algún día, dejaría serlo.
Existe un adagio en el pueblo fang, en el que cada uno puede traducir y sacar sus conclusiones, “los días que sirven para el crecimiento de los niños, son los mismos que sirven para el envejecimiento de los mayores”; pues, la edad política actual de la sociedad guineoecuatoriana es la razón para que el clima sociopolítico sea diferente en comparación con los primeros años del Ensayo Democrático, es la razón para que exista una aproximación entre las diferentes ideologías políticas, todas interesadas hoy por el desarrollo de la nación. Todas, a excepción de las personas que el presidente Obiang Nguema ha llamado “traidores” quienes pretenden que la nación esté conducida por una oleada de desesperación.
Siempre con la partitura africana, por donde bien se sabe que las expresiones de los mayores no son medibles por su cantidad, sino por el contenido profundo; y de hecho, los jóvenes africanos aprendían el futuro por la constante permanencia al lado de una persona de edad, que generalmente no tenía por qué ser su propio padre. Para los fang, en el abaha, “casa del pueblo”, los jóvenes asimilaban la sabiduría, aprendían a descifrar los adagios de los ancianos.
Para los buenos analistas y conocedores de la cultura africana, el discurso del presidente de Guinea Ecuatorial en la mañana del pasado 5 de junio, fue menos político, más alentador y muy profético. Y lo dijo todo.
Al presidente de Guinea Ecuatorial le preocupa en estos años, principalmente el futuro de la nación; no el pasado conocido con sus aciertos y errores, ni el presente que se vive con la cara levantada hacia el horizonte del desarrollo; le inquieta al presidente, Obiang Nguema Mbasogo, dos hechos transcendentes, dos problemas actuales que pueden tener una incidencia en Guinea Ecuatorial. Hace pocos días, se le ha oído decir, “no me preocupo por las elecciones, sino por la práctica de traición que siembran ciertas personas que comparten con nosotros”; comportamiento que naturalmente no sirve, sino para el detrimento de la paz y el desarrollo de Guinea Ecuatorial. En colación a esta expresividad preocupada del Señor presidente, afirmó Maquiavelo en “El Príncipe” que “es preciso confesar que generalmente los hombres son ingratos, disimulados, inconstantes, tímidos e interesados. Mientras se les hace bien, puede uno contar con ellos, ... todo ello dura mientras el peligro está lejos”.
Es un llamamiento que hace el presidente Obiang Nguema Mbasogo para que todos los guineoecuatorianos se dieran cuenta que este país es de todos y para todos; y para ello, no caben comportamientos como éstos, porque peligrarían el futuro de la estabilidad y la paz construida por el esfuerzo de todos. Y naturalmente, cuando entre los nacionales, principalmente entre los que comparten la vida sociopolítica y económica surgen tales comportamientos, esto puede retroceder el actual ritmo de desarrollo. Se dice en el lenguaje de la población llana para el aprendizaje de ciertos comportamientos o hechos que “para saber cómo el ciervo pasa sus noches, basta por observar cómo lo hacen las cabras”; pues es así que, para saber cómo sería nuestra sociedad si se consume las traiciones, el abanico del panorama bélico social de muchos Estados africanos podría servir mejor para no caer en esta tentación.
En la mañana del 5 de junio, durante la aurora cuando de la mañana, la población acudió a la presidencia de la república para felicitar al presidente Obiang Nguema por sus cumpleaños; allí dejó entrever que si cada uno cooperara desde su parcela, para el sentido común de la sociedad, el desarrollo político, económico y social llegarían para todos, “este es el objetivo del gobierno”, invitó. Ante la problemática sobre la preocupación traidora, cuyos practicantes comparten sentimientos con el presidente, el señor Obiang Nguema Mbasogo dejó claro cuales eran sus dudas sobre el futuro de Guinea Ecuatorial, una vez que deja de ser el responsable principal de la dirección de los destinos del Estado guineoecuatoriano. Entiende que algún día, dejaría serlo.
Existe un adagio en el pueblo fang, en el que cada uno puede traducir y sacar sus conclusiones, “los días que sirven para el crecimiento de los niños, son los mismos que sirven para el envejecimiento de los mayores”; pues, la edad política actual de la sociedad guineoecuatoriana es la razón para que el clima sociopolítico sea diferente en comparación con los primeros años del Ensayo Democrático, es la razón para que exista una aproximación entre las diferentes ideologías políticas, todas interesadas hoy por el desarrollo de la nación. Todas, a excepción de las personas que el presidente Obiang Nguema ha llamado “traidores” quienes pretenden que la nación esté conducida por una oleada de desesperación.
Siempre con la partitura africana, por donde bien se sabe que las expresiones de los mayores no son medibles por su cantidad, sino por el contenido profundo; y de hecho, los jóvenes africanos aprendían el futuro por la constante permanencia al lado de una persona de edad, que generalmente no tenía por qué ser su propio padre. Para los fang, en el abaha, “casa del pueblo”, los jóvenes asimilaban la sabiduría, aprendían a descifrar los adagios de los ancianos.
Para los buenos analistas y conocedores de la cultura africana, el discurso del presidente de Guinea Ecuatorial en la mañana del pasado 5 de junio, fue menos político, más alentador y muy profético. Y lo dijo todo.
Nota.
El presente análisis fue redactado en 2008 meses despues de la conmemoración del cumpleaños del presidente Obiang Nguema
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