Los pueblos de identifican por sus características y cualidades espirituales. Servir a los otros para hacer un mundo más justo.

lunes, 18 de enero de 2010

Tema III

Los Géneros de interpretación
Los géneros de opinión de un periódico impreso, nos pueden vislumbrar toda la problemática de un hecho histórico, político, social, cultural, económico, etc., y no sólo eso, sino también, la realización de un proceso de investigación a través del suceso, con relación a un determinado tema, partiendo de una hipótesis hasta llegar a los últimos resultados del mismo.
Anteriormente, los medios apostaban más por los géneros de opinión, mientras que ahora esa importancia ha descendido, lo que a su vez ha provocado que los géneros informativos tengan una mayor carga de opinión que antes.
Una opinión es la formulación de un juicio de valor acerca de un determinado acontecimiento. De esta manera, el periodista que ejerce esta facultad en un medio de masas se encarga de dar forma y alcance a un hecho periodístico, plantea, polemiza, aprueba o disiente de acuerdo a la orientación y línea editorial del periódico, revista, canal de televisión o radioemisora en que trabaja.
Según se recoge en una ponencia de Pastora Moreno Espinosa, los géneros de opinión tienen tres características fundamentales que les diferencian de los géneros informativos e interpretativos; éstas son:
No trabajan directamente sobre los hechos, ya que éstos se han dado a conocer en la parte del periódico dedicada a información.
No transmiten datos.
Trabajan sobre ideas y opiniones. Deducen consecuencias teóricas, políticas, culturales de lo que sucede.
Los modelos en este género son: el editorial, el artículo y el humor en la página de opinión, el análisis, la columna, el editorial, la crítica, el ensayo, el suelto…,cada uno debe tratarse con suma seriedad, ya que ejercen enorme presión ideológica en la sociedad.
La prensa añade a sus funciones de informar e interpretar una tercera que es la de opinar acerca de la actualidad. Distintas fórmulas periodísticas, que se pueden definir como géneros de opinión, tratan de desarrollar esta función.
En las dos primeras partes del tema, hemos examinado hasta aquí, la informacion pura y la mezclada con interpretación. Pero, con dominio de la noticia.
Ahora, corresponde estudiar el género donde el enfoque sustancial parte de elementos opinativos y en el que la informacion, si existe, queda en el segundo plano.

1.- El artículo de opinión

El artículo de opinión siempre ha tenido una gran presencia en la prensa escrita. En este tipo de artículos, el articulista emite opiniones concretas suscitadas por un tema de interés de actualidad. Según Albertos Martínez, “es una forma periodística en el cual el articulista expresa su propia opinión acerca de un tema de interés a partir de su investigación, imprimiendo en su escrito un particular estilo”. Es conocido como el género de mayor libertad y de variado contenido.
Las funciones del artículo de opinión son similares a las del editorial. En él se ofrecen valoraciones, opiniones y análisis sobre diversas noticias. A diferencia del editorial, el artículo va firmado y representa la opinión individual y subjetiva de su autor. En ocasiones, incluso esta opinión puede disentir manifiestamente de la postura institucional del periódico expresada en sus editoriales.
Otra diferencia que se debe tener en cuenta es que los temas tratados en los artículos pueden ser muchos más variados, puesto que los editoriales sólo abordan noticias que poseen una gran relevancia.
La libertad expresiva de la que gozan los articulistas es casi total, desde luego mucho mayor que la de los editorialistas. El articulista puede elegir el tono, la perspectiva, la seriedad, etc, con la que piensa dirigirse a sus lectores, mientras que el editorialista siempre está sometido en su escritura a cierta solemnidad.
Por otra parte, se sabe que el artículo de opinión está estrechamente ligado al autor, por ello su credibilidad y capacidad de influencia dependen del prestigio y autoridad que merezca esa firma a los lectores.
Los artículos suelen tener una extensión entre las quinientas y las ochocientas palabras y no tienen por qué ser escritos por periodistas. Cualquier otro profesional puede expresarse mediante un artículo de opinión. Pero sean periodistas o no, los articulistas suelen ser profesionales contrastados con muchos años de experiencia y una trayectoria conocida por la opinión pública.
Tipos de articulistas.
Se puede distinguir dos tipos de articulistas: los que abordan cualquier tema o asunto de actualidad y publican sus artículos con una determinada periodicidad, y los que publican, de forma periódica u ocasional, artículos referidos a aquellos asuntos que pertenecen a su especialidad.

2.- La Columna.

Dentro de las variedades que puden existir en el artículo de opinión, se pueden fundamentalmente distinguir las columnas personales, que constituyen un género híbrido entre la literatura y el periodismo.
La columna es un artículo razonador, orientador, analítico, enjuiciativo, valorativo, con una finalidad idéntica a la del editorial, del cual se diferencia fundamentalmente, como se ha quedado reflejado, en que lleva la firma del autor.
Las columnas son espacios reservados por los periódicos y revistas a escritores de notable prestigio, con una periodicidad regular. La libertad expresiva en estos casos es total con dos únicas limitaciones: el número de palabras establecido por el periódico y la claridad debida a los lectores.
El columnista debe reunir dos cualidades: un dominio virtuoso del lenguaje, que materializa en un estilo propio, y una capacidad para ofrecer una perspectiva única y diferente sobre hechos conocidos que pertenecen a la actualidad; el grado de complicidad que generalmente el columnista adquiere con sus lectores es muy elevado.
La redacción de columnas, por otra parte, es una verdadera actividad editorial que cumple un cometido informativo: explica las noticias, su alcance, sus circunstancias y consecuencias. El columnista emite juicios para entender el curso futuro de los hechos; y no difama.

Tipos de columnas:
1. La columna editorial firmada
2. La columna standar (equivale al suelto)
3. La columna revoltillo (presenta un poco de todo
4. La columna de ensayos
5. La columna de colaboradores (poesía, sátira)
6. La columna de chismografía
7. La columna de orientación
8. La columna personal. Se encuentra a mitad del camino entre la literatuta y el periodismo.

3.- El editorial

El editorial es un artículo de opinión que no va firmado por ninguna persona pero que recoge la opinión institucional y colectiva del periódico o revista. Ese carácter institucional otorga a este tipo de artículos una gran trascendencia pública. Los lectores pueden conocer la opinión abierta y directa del medio sobre distintos temas de actualidad, así como sus planteamientos ideológicos implícitos.
Todos los editoriales opinan acerca de noticias aparecidas publicadas en un número reciente. Los temas de actualidad tratados en un editorial suelen ser aquellos que entrañan una mayor trascendencia y una gran importancia. Pueden versar sobre asuntos políticos, económicos, sociales, etc.
Se pueden encontrar editoriales más polémicos, más fríos, más contundentes, más explicativos, más expositivos o más combativos, según sea la postura sostenida por el medio.
Los periodistas que elaboran los editoriales suelen estar especializados en esa tarea y gozan de la absoluta confianza del Director ; en este sentido, los periódicos cuentan con un Consejo Editorial que debate, perfila y decide cuáles van a ser las opiniones institucionales que se van a defender ante la opinión pública mediante los editoriales. Los editoriales del día están agrupados en la que se denomina página editorial.
El editorialista goza de gran libertad expresiva sin olvidar la necesidad de ser claro y preciso. El estilo suele ser suave y digno, acorde con la importancia del tema tratado. Nunca se utiliza el yo personal del periodista que lo escribe, ya que se expresa la opinión colectiva del periódico o revista.
En el editorial no se utilizan los párrafos introductorios, el espacio disponible es limitado y se afronta desde la primera frase el tema sobre el que se pretende opinar. Cualquier editorial suele contener: una primera parte que enuncia y recuerda el tema, una segunda en la que se desarrolla el análisis y la interpretación que suscita y se finaliza con una tercera con la presentación de una postura y una opinión concreta. Esta opinión puede formularse a modo de solución, pronóstico o crítica. En este tipo de artículos resultan especialmente decisivos, para conseguir el propósito editorializante, desde el primer al último párrafo.
Para redactar un editorial, el periodista debe conocer con profundidad el tema sobre el que se va a opinar a fin de que la opinión del periódico nunca resulte contradictoria, incoherente o con escasa argumentación ya que esto dañaría la credibilidad general de la publicación.
Como se ha dejado reflejado, los periódicos reservan los editoriales para opinar sobre los temas más importantes, pero cuentan con otras fórmulas para emitir opiniones institucionales sobre temas de menor calado o para hacerlo de un modo un tanto más ligero y menos profundo sobre asuntos de gran interés. Entre estas modalidades podemos citar los sueltos o los breves, artículos al estilo de aguijones, y laureles, en los que el periódico premia o castiga determinados comportamientos de personas o instituciones.

Presentación de los editoriales

Según el tamaño, en la prensa se dan dos clases de editoriales:
· Editoriales de fondo, de mayor extensión;
· Los sueltos o glosas, son los pequeños editoriales de no más de tres o cuatro párrafos.
Algunos autores como la profesora Luisa Santamaría, los defienden como «la reflexión breve sobre algún asunto de actualidad que apunta un tema sin agotarlo con una reflexión que abarca de cien a trescientas palabras, y que algunos periódicos los utilizan como medio a través del cual expresan su ideología».
En la redacción de un editorial largo, es recomendable acudir a la documentación necesaria para respaldar los argumentos, entrar en consideraciones previas y explícitas razonamientos más articulados.
a) El editorial corto y contundente.- este tipo de editoriales es muy frecuente en los periódicos de opinión, es decir, en aquellos diarios o semanarios que explican más lo que ocurre, desean cambiarlo, que pretenden más influir en los gobernantes más que interpretar la realidad para los lectores ; de modo que sean éstos quienes adopten sus propias decisiones y para ello, muchos diarios en sus páginas de opinión hacen todo por todo, para que su ideología resulte fácilmente accesible para el lector que no quería seguir las largas reflexiones de un artículo de fondo.
En España, los editoriales pequeños o sueltos son habitualmente editados en los diario ABC y el Mundo. En ABC estos sueltos aparecen en la sección «la actualidad gráfica»; «pies de lotos editorializantes»; «las caras de las noticias». Mientras que en el Mundo, hay secciones como: «impresiones», «bajo hallo»…
Por su parte, en Guinea Ecuatorial ningún periódico, ni revista de los pocos existentes tiene definido sus editoriales; en ocasiones aparecen sueltos y en otras los extensos: ver el periódico Ebano, la revista la Gaceta de Guinea Ecuatorial, África Bantú,
b) El editorial corto.- permite la opción de razonar con mejoras y más extensión, con argumentos, a la hora de escribir.

Tipos de editoriales:

El profesor Martínez Albertos distingue tres tipos de editoriales:
1) El editorial polémico: se define como « aquel comentario mediante el cual, se pretende debatir unas posiciones contrarias y convencer por la vía de la argumentación. Se polemiza por un autor concreto, con una corriente de opción o con un estado general contrario de las cosas a las posiciones y tesis del equipo editorilizante. El procedimiento más usual consiste en desmontar las tesis del adversario.
2) El editorial interpretativo: suele utilizar razonamientos de tipo técnico; el editorialista somete a estudio minucioso los hechos y declaraciones que constituyen el tema central del editorial.
Las disposiciones psicológicas del editorialista actúan en un doble plano:
· Primero se esfuerza en aportar al lector todos los detalles de juicio que van a permitir entender el núcleo del problema,
· Expone después su toma de posición subjetiva.
Las conclusiones que el editorialista considere más acertadas, una vez que el juicio particular de los lectores ha quedado comentado hacia esta solución que se considera como las más racional, justas y prudentes.
El lenguaje de éstos es más técnico y dogmático, los datos científicos son el arma más poderosa para la argumentación de estos comentarios.
3) El Editorial objetivo o analítico: es una modalidad muy parecida al editorial interpretativo; pero, se diferencia del anterior en la toma de posición aparece de forma muy imprecisa (vaga), como si el editorialista tuviera reparos en determinar su juicio determinante. Expone los hechos y los datos en una actitud fría y alejada, y apunta más sus conclusiones a una sentencia. Da la impresión de que evita un pronunciamiento acerca del error en los datos, en la bondad o malicia de los actos.
El lenguaje es analítico y apasionado; en algunos casos, no parece a otros textos periodísticos de opinión. Su técnica consiste en reproducir la técnica del análisis.
Estos editoriales no son muy frecuentes en los periódicos, pero se dan en algunos casos para cuestiones acerca de las que no hay controversia alguna o el tema es tan incipiente que todavía la opinión no está formulada.
La clave de la redacción de un editorial consiste en que “uno debe plantear o formular el problema y luego proponer una respuesta, lo que no siempre resulta sencillo”.
NOTA. Las variedades de editoriales suelen ser múltiples, y de hecho, existen otras clasificaciones como:
· Editoriales expositivas; editoriales comparativos; editoriales apológicos; editoriales explicativos; editoriales críticos; editoriales administrativos; editoriales predicativos.

El Estilo del Editorial

El lenguaje del artículo del editorial debe ser, ante todo digno, ya que el que razona u opina en él no es un editorialista o un único periodista, sino que es el periódico, como institución social de innegable personalidad política, desde el punto de vista estrictamente técnico.
Desde el punto de vista estrictamente técnico, los editoriales sólo configuran una determinada manera de escribir. En este sentido, deben aplicarse las reglas comunes de la buena redacción; pues, en este sentido, deben existir en el cuerpo del editorial: una introducción, un cuerpo y final. El lenguaje debe ser fresco, claro, sencillo y riguroso. No hay que olvidar que un lenguaje correcto no puede corregir una mala escritura, aunque ayuda bastante.

El párrafo final de un editorial
A igual que en el reportaje como en el análisis, el último párrafo constituye también aquí una pieza fundamental. Lo normal es que en él figure la conducta determinada del colectivo, es decir, la conclusión de todo cuanto se ha explicado en el editorial, o también la pregunta que se hace al lector para que él reflexione sobre su propia opinión.
A veces, al párrafo final dejará abierta una parte para dos hipótesis; eso ocurre con más frecuencia en los editoriales interpretativos y analíticos; pero, habrá que tener cuidado para que tal posibilidad no lleve al lector en la confusión y en la melancolía.

La Cautela.
Los hechos importantes incitarán, a menudo, a insertar un editorial que los evalúe; pero, los buenos editoriales saben que la opinión apotepronto (la opinión formulada rápidamente) se ha de expresar siempre con cautela.
No es raro que al día siguiente después de los sucesos, surjan nuevas informaciones que dejen inservible (incluso ridículos) lo que se haya dicho antes de las nuevas informaciones. Pues en este sentido, es recomendable que un periódico serio aguarda un tiempo antes de pronunciarse sobre ciertas informaciones de mayores incidencias nacionales e internacionales.

4.- La Crítica

La critica es aquel artículo de opinión que analiza, descuartiza, humilla o elogia y censura una obra artístico cultural; cumple también la labor de interpretación de diversos acontecimientos, generalmente culturales; pero que puede extenderse en otros espacios. La crítica es un texto opinativo, pero que ha de incluir así mismo la información.
En este sentido, la información se coloca en el primer lugar y en el sentido amplio que un periódico cuenta al lector lo que piensa un erudito sobre un determinado tema, obra humana. Este género periodístico cumple tres funciones simultáneas: informa, orienta y educa a los lectores. La sección cultural y de espectáculos concentra la mayor parte de las críticas que aparecen en el periódico, aunque dentro de esta sección encontramos todos los géneros periodísticos: noticias (un ejemplo son las reseñas culturales), reportajes, entrevistas, crónicas y también críticas.
Hoy en día la producción cultural y artística es altísima, en sociedades productivas, al menos analizada desde valores estrictamente cuantitativos. Los estrenos cinematográficos semanales desbordan incluso a los propios cinéfilos. Las empresas editoriales ofrecen mensualmente cientos de novedades que están disponibles en las librerías en un corto espacio de tiempo. El número de exposiciones que pueden ser visitadas en cualquier capital es muy abundante. Desde luego esta gran oferta cultural es enriquecedora para la sociedad pero también conlleva una serie de riesgos, probablemente el más importante sea el de la confusión. La crítica adquiere cada vez una mayor importancia, precisamente porque su principal tarea es la de orientar al público y filtrar, en cierto modo, aquellas obras que reúnen unas mínimas cualidades artísticas.
Por lo general, los periódicos publican críticas sobre obras pictóricas, escultóricas, arquitectónicas, literarias, cinematográficas, teatrales, musicales, y actualmente sobre programas de radio y televisión.
La tarea del crítico es siempre controvertida y no debe olvidar que se mueve en el territorio de la opinión personal, de la valoración subjetiva. Se puede encontrar dos críticas distintas sobre un mismo libro con juicios contrapuestos. Mientras que para un crítico un texto puede ser una obra menor de un gran escritor, para el otro merece la calificación de obra maestra. Esta libertad del crítico a la hora de aplicar sus propios criterios artísticos a la obra analizada beneficia a los lectores que así pueden elegir aquellos críticos que merecen su credibilidad y que se adecuan a sus propios gustos.
Resulta imprescindible, para el periodista que se dedica a la crítica, una gran especialización en aquella temática que trata. El crítico es un especialista, o al menos debería serlo, en la materia que analiza. Debe fundamentar y probar aquello que afirma, sin caer en el dogmatismo ni en la opinión totalitaria; porque, según la profesora Lucía Santa María, « el crítico ha de hablar en nombre de la moral, la justicia, el bien común, la estética »… etc., en este sentido, el crítico deberá basarse en lo posible en datos y argumentos sólidos; debe fundamentar y probar lo que afirma, y no creerse un oráculo, no sentará dogmas.
La crítica periodística es un género diferenciado del periodismo por las funciones específicas que cumple y también por una serie de características propias: debe ser breve, pero no superficial, ágil y rápida; pero al mismo tiempo reflexiva, profunda y argumentada. Su tono cultural es elevado pero obligatoriamente debe ser inteligible, comprensible para cualquier lector: el crítico no debe olvidar que no escribe para especialistas.
El crítico debe ser fiel a elevadas exigencias en cuanto a su ética profesional, no puede dejarse influir por sus propios intereses o debilidades personales a la hora de realizar su interpretación y juicio sobre la obra artística. Ni para elogiar gratuitamente, actuando más de propagandista que de crítico, ni atacando injustificadamente con la intención de ridiculizar y perjudicar a la obra y a su autor.
Su actitud debe partir de la ecuanimidad y el respeto a aquello que juzga, aunque exprese las carencias y defectos que bajo su criterio presenta. Debe ser positivo, resaltando las cualidades de lo que juzga en primer lugar y después referirse a las carencias y las valoraciones negativas.
Para un buen crítico, hay tres cualidades: en primer lugar una gran afición y sensibilidad por el arte para ejercer la crítica, un profundo conocimiento del mismo y unos sólidos criterios propios.
Existen distintos tipos de críticas en función de la temática que abordan: crítica literaria, crítica cinematográfica, crítica teatral, crítica musical, crítica de arte (pintura, escultura y arquitectura). En último lugar debemos destacar la crítica de radio y televisión, que se encarga de valorar sus respectivos programas.
Modelos de críticas :
a. El clásico.- considera juiciosamente la nueva obra de arte en relación con las normas establecidas, por las autoridades o las tradiciones en materia principal en que corresponde la obra de arte.
b. El reporterial.- es en gran parte, descriptivo: describe un libro, un cuadro, una pieza o un programa, y se expresa la opinión por medio de los detalles que se lleva con los que se omite. Es el que más se utilisa en el periodismo.
c. El panorámico.- requiere una perspectiva histórica, al paso que el cronista considera el libro, la obra teatral, o sinfonía de que se trate frente a toda la coherte de los libros que existen en la misma categoría general, piezas teatrales de tipo similar, música de una escuela o clase semejante.
Este método suele llamarse también “orgánico”, ya que no juzga la obra valiéndose de unas normas rígidas, ni por la trascendencia que origina, sino por su estructura, concepción y razón de ser, y le atribuye un lugar, en comparación con otras obras juzgadas de la misma manera.
d. El impresionista.- responde al famoso concepto de Anator Francks sobre la crítica como la aventura del alma entre dos obras maestras. “El cronista con iluminaciones impresionistas considera el libro, la pieza teatral, la película, un cuadro pintado, partituras… El valor de esta clase de crítica depende del que tenga el crítico mismo como individuo, y no puede ser mejor que él, como ocurre con la crónica taurina o deportiva.

La personalidad del articulista.
Para escribir un artículo, los consejos prácticos se reducen respeto a los demás géneros periodísticos. Prima aquí, la personalidad de cada autor, su estilo propio, su entendimiento y dominio del lenguaje.
Sostiene Ernerto Sabato que, «el estilo es el hombre, el individuo, el único, su manera de ver y sentir el universo, de pensar sobre la realidad; o sea, esa manera de mezclar sus pensamientos con sus emociones y sentimientos, con su tipo de sensibilidad, con prejuicios y manías». Por su parte, George F. Will, columnista de The Washington Post, considerando tanto la forma como el contenido, dijo «creo que un columnista goza de mucha libertad, y está obligado a este trabajo, pensamiento que inevitablemente significa su personalidad ; debe expresarse en lo que haga». Esto quiera decir, que un columnista no puede ser mejor si no confía en sus propios juicios; no puede estar constantemente cavilando, esto es, rompiendo la cabaza en qué quieran leer sus lectores.
Si la columna tiene existo, querrá leerlo a él y esto porque en cierto sentido, hasta el columnista más bajo es como un artista. Lo que distingue a un valioso columnista es su particular forma de ver el paisaje social, político, cultural y económico; «es habilidoso ver aquello que todos ven, pero no en la misma forma que ellos». En este sentido, Will prosigue que «el estilo y el contenido de una columna están relacionados»

5.- El Análisis

El análisis se puede definir como el negativo fotográfico de la crónica, porque:
I. Si en la crónica se mezclan información e interpretación, pero con predominio de la primera; en el análisis sucede justo lo contrario, aquí, predomina la interpretación.
II. Si en la crónica la informacion es en realidad la noticia, en el análisis la informacion son los antecedentes o documentación.
III. Si en la crónica la interpretación debe formar parte de la sintaxis informativa, en el análisis la informacion forma parte de la frase de interpretación.

El género análisis se diferencia del editorial en que éste ha de excluir, como en la crónica, los juicios de valor; además, se diferencia así mismo del editorial en el sentido de que “el análisis constituye principalmente hipótesis, mientras que el editorial establece sobre todo de modo de tesis”.
Cuando se escribe un análisis, cualquier versión subjetiva debe razonarse de inmediato. El análisis, en un periódico de prestigio, lo escribe el periodista que más domina el tema en cuestión, y que tenga un buen archivo sobre el tema; también, para enriquecer el análisis, se pueden hacer todas las consultas necesarias que tengan relación con el tema en cuestión. Por esta razón, la documentación viene en constituir también en parte esencial del texto de análisis, e incluso, en este sentido, la informacion y la documentación acuden en auxilio de cualquiera de las interpretaciones que se haya escrito.
Otras de las diferencias que tiene con el editorial, consiste en que el análisis no tiene por qué establecer una interpretación unívoca de los hechos, como se puede encontrar en un editorial, incluso el lector agradecería al buen analista, que hayan alternativas diferentes al hipótesis principal, para que él tenga la oportunidad de identificarse con una de ellas, por sí solo. Con este método, se puede llagar a un excelente trabajo de investigación social.
Antes de empezar de escribir, el análisis debe surgir de la propia reflexión del autor. También, al igual que el reportaje, hay que escoger un hilo conductor, una hipótesis a desarrollar a lo largo del texto.
Y para terminar, hay que recordar que “el análisis está a medio camino entre la informacion y la opinión; el análisis se encuentra más avanzado que la crónica en la interpretación. El analista debe mostrar en todo momento, los pasos que sigue en su razonamiento, su función no es opinar, sino explicar por qué suceden las cosas ».

EL RIESGO DE EDITORIALIZAR.

Así como el cronista puede caer sin proponerlo en el análisis, al analista también tiene el riesgo de caer al estilo más cercano, al editorial.
Mientras que el redactor de la interpretación avita recomendar, lo que podría ser un hecho, el editorialista insta a la acción, a los modos de acción. Por tanto, el analista explica lo que alguien ha dicho y razona el por qué; mientras que el editorialista dice qué debería hacerse o haberse hecho. En todo momento, el analista debe mostrarse desapasionado; y editorialista sí puede apasionarse tanto como el estilo del medio por donde trabaja.
Una publicación de calidad y honradez debe distinguir topográficamente cuándo presentar a sus lectores una crónica, una informacion o un análisis. En el caso del último, se suele utilizar generalmente por la palabra.

6.- El Ensayo.

El género ensayo es otra modalidad de artículo, viene dado por el género, mediante el cual se investiga en las ideas y se razona sobre determinados aspectos de la filosofía, o del arte. Se trata de artículos de fondo en el estricto significado de la expresión.
Los grandes periódicos publican en ocasiones, pequeños ensayos de prestigiosos autores, que versan sobre el amor, la amistad, el humanismo, la religión, las relaciones internacionales, las libertades, la poesía, los DDHH, el trabajo infantil…etc. Normalmente, se acude a ellos citas de autoridad y a referencias con la historia del conocimiento. No deben estar conectados necesariamente con la actualidad.

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